
Agarrados a la almohadilla los aficionados se quedaron sin saliva en los olés dedicados a Cristian Escribano por cuatro naturales en los medios al novillo de la ovación de salida, a un pavoroso quinto novillo que no se ve de Despeñaperros para abajo.
Hubo un animal bravo, alegre, entregado, que iba largo en el capote y metía la cabeza abajo. Tanto llamó la atención que el picador tuvo que frenarlo. Dos puyazos con saña, premeditación y barrena dejaron al novillo hecho un trapo. Esaú Fernández porfiaba con el trapo rojo. A mitad de faena se echó el animal. Quería embestir pero no podia. Si un novillero no está preparado no debe presentarse en Madrid.
Javier Herrero se jugó el tipo sin miramientos. Se llevó golpes y volteretas, no le importaba. Hasta interpretó con gusto y elegancia la estocada. brindó su primer novillo al doctor Máximo García Padrós por servicios anteriores. Tuvo suerte esta vez; un poco más y se lleva puntos como para cambiar de móvil.
Lo extraño en esta ocasión es que no se anunciaba en los carteles a Torres Gallego, sino a Nazario Ibañez. Sus bureles no pasaron el reconocimiento veterinario y como recambio llegaron unos mastodontes cuya presencia no encaja con el peso declarado en el programa.
Las Ventas, Madrid. 21 de marzo. 3º de la temporada 2010. Un cuarto de plaza.
Novillos de Torres Gallego, de imponente y excesiva presentación.
Javier Herrero: saludos y silencio tras dos avisos.
Cristian Escribano: ovación con saludos y vuelta al ruedo con petición tras aviso.
Esaú Fernández: leves pitos y silencio.
Imagen: Estatuario de Cristian Escribano a un novillo de Torrers Gallego.
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