
El otro premio le recolectó Miguel Angel Perera con el sexto, que le pegó una terrible voltereta. Momentos dramáticos cuando cayó a la arena y los pitones rozaban el pecho. Por fortuna, no hubo más lamentaciones que el golpe en la pierna. No se amilanó el extremeño, que continuó meritorio y valeroso por el camino de las cercanías con un toro tan noblón como falto de casta. Antes había emprendido la senda de Castellón con los cambiados por la espalda. Puso cierta originalidad al intercalar chicuelinas con tafalleras y gaoneras. Con el anterior, también con el hierro de Jandilla, cuajó muletazos lentos rotando cuál compás.
Pero para despasiocidad la de Morante de la Puebla, capaz de romper el vaivén de la rutina. Con el flojito y rebrincado primero dibujó derechazos con suma suavidad. Y con el deslucido cuarto dejó la verónica y madia de primor, como un trío de muletazos. Ovaciones cosechó en su vuelta a Castellón.
Por la puerta grande se llevaron al torero de rojo, que puso el color más vivo a una corrida plomiza y gris.
Plaza de Toros de Castellón. 12 de marzo. 6º de feria. Lleno.
Cuatro toros de Vegahermosa, desiguales de presentación y flojos.
Morante de la Puebla: saludos y silencio.
Sebastián Castella: dos orejas y saludos.
Miguel Angel Perera: saludos tras aviso y oreja.
Imagen de Sebastián Castella saliendo a hombros en Castellón.
Plaza de Toros de Castellón. 12 de marzo. 6º de feria. Lleno.
Cuatro toros de Vegahermosa, desiguales de presentación y flojos.
Morante de la Puebla: saludos y silencio.
Sebastián Castella: dos orejas y saludos.
Miguel Angel Perera: saludos tras aviso y oreja.
Imagen de Sebastián Castella saliendo a hombros en Castellón.
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