jueves, 18 de marzo de 2010

Sebastián Castella a hombros en una tarde gris.

Sebastián Castella era un torero de rojo sobre fondo gris. Formó un alboroto con el buen segundo, al que recibió con suaves lances a la verónica para posteriormente quitar por ajustadas chicuelinas. En la muleta cuatro estatuarios de zapatillas atornilladas, una trincherilla y uno del desprecio. Castella entendió muy bien al mejor toro de Vegahermosa, que lidió una desigual y desaborida corrida con pocos parecidos a sus notables hermanos jandillas lidiados el día anterior. El torero gal odosificó las embestidas y lo cuidó. En el mismo platillo lo llevo a su aire en una tanda en redondo. A izquierdas, le mostró muy bien las telas y la plaza entró en ebullición. Un pase de las folres y regreso a la derecha. Se adentró en el camino de los circulares y acabó entre los pitones, exprimiendo todo el jugo a "Fiero". Para poner el broche, ceñidas manoletinas coronadas con una capetillina. De colofón, un espadazo que le entregó las dos orejas. Por si algien ablaba de generosidad, salió por todas frente al quinto. Dos pases del péndulo con un sutil aleteo de muleta en el remate. El toro se rajó muy pronto y Castella le inyecto la vitamina de la templanza. Pero el toro era más soso que una ensalada sin aliñar. Con la firmeza por religión, los pitones lamian la taleguilla del gallo de Beziers. La gente tenía el pañuelo en la mano para pedirle la oreja, pero pinchó.

El otro premio le recolectó Miguel Angel Perera con el sexto, que le pegó una terrible voltereta. Momentos dramáticos cuando cayó a la arena y los pitones rozaban el pecho. Por fortuna, no hubo más lamentaciones que el golpe en la pierna. No se amilanó el extremeño, que continuó meritorio y valeroso por el camino de las cercanías con un toro tan noblón como falto de casta. Antes había emprendido la senda de Castellón con los cambiados por la espalda. Puso cierta originalidad al intercalar chicuelinas con tafalleras y gaoneras. Con el anterior, también con el hierro de Jandilla, cuajó muletazos lentos rotando cuál compás.

Pero para despasiocidad la de Morante de la Puebla, capaz de romper el vaivén de la rutina. Con el flojito y rebrincado primero dibujó derechazos con suma suavidad. Y con el deslucido cuarto dejó la verónica y madia de primor, como un trío de muletazos. Ovaciones cosechó en su vuelta a Castellón.

Por la puerta grande se llevaron al torero de rojo, que puso el color más vivo a una corrida plomiza y gris.

Plaza de Toros de Castellón. 12 de marzo. 6º de feria. Lleno.

Cuatro toros de Vegahermosa, desiguales de presentación y flojos.

Morante de la Puebla: saludos y silencio.
Sebastián Castella: dos orejas y saludos.
Miguel Angel Perera: saludos tras aviso y oreja.

Imagen de Sebastián Castella saliendo a hombros en Castellón.

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