sábado, 20 de marzo de 2010

Victorinos de sangre y triunfo en el cierre de La Magdalena.

A la enfermería pasó un TORERO. Jose Luis Moreno entró a matar en un terreno en el que los toros aprietan. Y el victorino lo cazó. El dorado del vestido se confundió con la taleguilla grana. Quiso mantenerse en pie, pero los veinte centímetros de cornada en la cara pos terior del muslo izquierdo y el fortísimo desgarro muscular lo impedían. El percance era grave. El dolor se herró en el rostro del rubio matador, sabedor de que tenía el triunfo en sus manos. El espectáculo quedó en un mano a mano entre "Rafaelillo" y Luis Bolívar.

Jose Luis Moreno había dado una lección de hombría y torería con el importante y buen toro de Victorino Martín, que lidió una corrida exigente, con dos ejemplares de nota: el primero y el sexto. Aunque no fue ni muchísimo menos una victorianada extraordinaria, atrás quedaba el cuento de algunos toros aborregados. No hubo lleno en los tendidos, pero nadie se aburrió. El torero herido sencillamente encantó. Hizo el torero más puro con un cárdeno que ya en el capote avisó de que su mejor pitón era el zurdo. Claro lo vio Jose Luis Moreno, que tomó directamente la izquierda. Tres series de verdad, ofreciéndole perfectamente la muleta. Todo lo quería por abajo "Embobado", que humillaba y cuya casta de boba no tenía nada. Quiso probar con la derecha y extrajo dos notables tandas cumpliendo los cánones de llevarlo muy tapado y arrastar las telas. Otra más al natural y hermosos detalles, como un cambio de mano y uno del desprecio. Pero aparecieron las tinieblas y desapareció la gloria. De no ocurrir la tragedia, Moreno había formado un lío. Le tocó el mejor lote.

El segundo de moreno fue un victorino de bandera. Lo lidió en sexto lugar "Rafaelillo", que estuvo hecho un tío. Ya se vislumbraron las cualidades de "Murallón" en las verónicas genuflexas del saludo. Trató de lucirlo en el caballo y lo dejó en distancia. Bien echó el palo el piquero, cosa de agradecer ante tanta moda de picar tasero. El pitón derecho era de escándalo, y por ese camino se centró el puequeño gigante de Murcia. Por el zurdo le echaba miraditas aviesas. Valentísimo, se entregó en series diestras de enorme emoción ante la feliz algarabía del público. A punto estuvo de vivirse un nuevo drama: el toro lo volteó y lo perdonó de milagro. No se arrendó Rafael Rubio, que entró a matar con fe. La estocada desató la doble pañolada, pero el presidente se pudo exquisito y sólo le concedió una oreja. Pese a su mansedumbre, su primero tuvo una embestida dulzona, a la que quizá en su territorio de querencias se le había sacado más jugo. "Rafaelillo" anduvo en plan batallador, como en el cuarto, una alimaña a la que zurraron en varas. La mayor recompensa fue salir ileso.

Luis Bolívar se mostró valeroso. El tercero, al que zurraron la badana, era tobillero. Estuvo a punto de cortar una oreja, pero la espada cayó baja y todo quedó en vuelta al ruedo. El quinto también sabía latín. El colombiano lo citó desde distancia, y el victorino desarrolló cada vez mayores complicaciones con el descabello y se anotó dos avisos.

Plaza de Toros de Castellón. 14 de marzo. Última de La Magdalena. Tres cuartos de entrada.

Toros de Victorino Martín, difíciles y de exigente comportamiento.

Jose Luis Moreno: Herido en su primero. Saludó la cuadrilla.
"Rafaelillo": saludos tras aviso, saludos y oreja con petición de la segunda y bronca al presidente.
Luis Bolívar: vuelta al ruedo tras petición y silencio tras dos avisos.

Imagen: Bonito natural de Jose Luis Moreno al buen primero.

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